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Ilmo. Sr. Dr. Don Francisco Xavier Fabián y Fuero (1765-1773)
El décimo noveno Obispo de la antigua Diócesis de Puebla-Tlaxcala o “Diócesis Carolense”, fue natural de Terzaga, pueblo del Señorío de Molina de Aragón, en la Diócesis de Sigüenza, España. Donde nació el 7 de agosto de 1719.
Estudió la filosofía en Calatayud, siendo su maestro: Fray José Vicente Díaz Bravo, O.C.D, más tarde Obispo de Durando y a quién él consagró, ya siendo Obispo de Puebla el 3 de junio de 1770, en la S. Iglesia Catedral Angelopolitana; estudió Teología en la universidad de Alcalá, fue Colegial, Doctor en teología y rector del colegio de San Antonio de Siguenza y luego del mayor de Santa Cruz de la universidad de Valladolid.
Ordenad ya de sacerdote, obtuvo la canongía magistral de la S. Iglesia Catedrak de Siguenza, después de una canongía de Merced y la dignidad de abad de San Vicente en la primada de Toledo.
Ocupando esta dignidad, fue presentado por el rey: Carlos III de España, mediante la “Cédula Real”, fechada en Madrid el 24 de marzo de 1764, a la Santa Sede Apostólica para el obispado de Puebla, que se encontraba “vacante” desde noviembre de 1763, siendo promovido para el mencionado obispado por S.S. Clemente XIII, mediante su bula del 8 de febrero de 1765.
Llegó a la ciudad de Puebla el 4 de junio de 1765, tomando posesión de su diócesis el 13 de julio de ese mismo año , por poder otorgado al Sr. Dean, de la S. Catedral Angelopolitana: Dr. Francisco José de Borja y Larraspuru.
Al día siguiente: 14 de julio de 1765, fue solamente consagrado en la S. Iglesia Catedral de Puebla, por el Excelentísimo Dr. Miguel Anselmo Alvarez de Abreu y Váldez, Obispo de Comayagua, Nicaragua y obispo electo de Oaxaca. Fue el Sr. Fabián y Fuero el segundo obispo angelopolitano consagrado en la Catedral de Puebla.
Durante su gobierno tuvo lugar la expulsión de los jesuitas de España y de todos sus dominios, decretada por el Rey Carlos III de España, en 1767, con este motivo su excelencia tomó las providencias oportunas para atender a la instrucción y educación de la juventud antes a cargo de aquellos religiosos, como los seminarios de San Juan y de San Pedro.
A petición de este prelado, S.S. Clemente XIV (796 – 1774), por breve del 20 de marzo de 1770, se dignó conceder, “Ad perpetuum”, Indulgencia plenaria en uno de los 3 últimos días del novenario que anualmente, en el mes de septiembre, se celebra, desde el gobierno del Excelentísimo Sr. Romano y Gobea, en honor de Señor San José, en la S. I. Catedral.
La torre del lado sur de la S. Iglesia Catedral, cuya construcción se inició en el año de 1731, durante el gobierno del Ilmo. Sr. Lardizábal y Elorza y que, por diversas causas, sufrió varias interrupciones fue terminada durante el gobierno de este prelado, quien reconociendo la fealdad que presentaba esta media torre en la fachada de la S. Iglesia Catedral, determinó su pronta y completa terminación y el día 29 de septiembre de 1766, se puso mano a la obra, bajo la dirección del arquitecto español: D. Miguel Vallejo , y el día 29 de septiembre de 1768, ya completamente concluida, se hizo su estreno , gastando en su conclusión la cantidad de: 40,000 pesos y cuya altura, al igual de la del lado norte, es de 72 metros, esta torre carece de campanas porque, según la leyenda, no confirmada, pasa por sus cimientos un “brazo de mar”, que se interna en el interior de la Catedral hasta perderse cerca del presbítero de la misma.
Durante su gobierno y gracias a su piadosa y entusiasta simpatía hacia la causa de beatificación y canonización de su ilustre predecesor; el Ilmo. Juan de Palafox y Mendoza, progresó en sumo grado tan meritísima causa.
El 12 de septiembre de 1768, se verificaron en la S. Iglesia Catedral de Osma, la Exhumación y reconocimiento del cadáver del Ilmo. Beato Juan de Palafox y Mendoza, hallándose intacto, sin hedor alguno, ni en sus vestiduras, algo deterioradas, no obstante que la tierra próxima estaba húmeda sebosa y glutinosa; terminado dicho “reconocimiento”, en virtud de las facultades recibidas de Roma, se trasladó el venerable cuerpo a un lugar distinto del que en fuera sepultado, más decoroso y digno; años más tarde, uno de los piadosos reyes de España mandó edificar una pequeña pero bien ornamentada Capilla anexa a la S. Iglesia Catedral de Osma, bajo cuyo altar mayor, desde el 21 de enero de 1964, descansan y esperan su anhelada glorificación.
Este egregio prelado construyó el Santuario de San José Chiapa, Puebla, en homenaje a su predecesor, el Ilmo. Beato Palafox y Mendoza; fue edificado en una hacienda que había pertenecido, en el año de 1647, a Don José de Salas y Valdez, y donde había permanecido oculto por varios meses el Ilmo. Beato Palafox y Mendoza, durante su pleito con los Jesuitas; el año de 1768, fue donada por el presbítero Don José María de Mier a la Diócesis de Puebla, para edificar un hermoso Templo; el miércoles 25 de marzo de 1772, Ilmo. Arzobispo de México, Dr. Don Francisco Antonio de Lorenzana y Butrón (que falleció en Roma el 17 de abril de 1808, siendo Cardenal Arzobispo Primado de Toledo), con asistencia del Ilmo. Sr. Arzobispo Angelopolitano, Señor Fabián y Fuero, y del entonces Obispo de Yucatán Ilmo. Sr. Fray Antonio Alcalde, O.P. y de innumerables fieles, consagró solamente el mencionado Templo, habiéndose hospedado los mencionados prelados, en la casa anexa (actualmente curato), edificados, por el Padre Mier, sobre los mismos sitios donde, por más de seis meses vivió el beato Juan de Palafox y Mendoza.
El Ilmo. Sr. Fabián y Fuero procedió, durante su gobierno a reducir a vida común, de conformidad con sus Constituciones Generales, a los 5 Conventos de Religiosas, de la ciudad de Puebla a saber: Santa Catarina, la Concepción, San Jerónimo, Santísima Trinidad, Santa Inés del Monte Pulciano; a pesar de oponerse a ello muchas religiosas, se estableció la vida común, dando principio a ella, el domingo primero de Adviento: 3 de diciembre de 1769.
Este prelado no sólo fue gran Teólogo Tomista, sino un notable políglota, hablaba las lenguas: Castellana, Francesa, Italiana, Latina y Valenciana, Mexica; fue un profundo conocedor de las grandes obras literarias, tanto sagradas, como profanas, en el Seminario Tridentino Palafoxiano fundo 2 cátedras de Humanidades: una de Concilios, Historia y disciplina Eclesiástica y otra de Lengua Griega; y una Academia de Bellas Letras, Levantando desde sus cimientos, la Hermosa Fábrica de la Célebre Biblioteca Palafoxiana, adornándola con 2 órdenes de estantes de maderas exquisitas y embutidos además, enriqueciéndola con libros nuevos.
El 5 de marzo de 1773, su Ilma. desde el Santuario de San José de Chiapa, comunicó al Venerable Cabildo Angelopolitano su traslado al Arzobispado de Valencia, en España (anteriormente fue promovido al Arzobispado de México, dignidad que no aceptó), despidiéndose, consentida y paternal benevolencia del mismo Venerable Cabildo, del Clero y de los fieles de su amada Diócesis Angelopolitana, a la que gobernó con singular acierto e infatigable celo Pastoral por espacio de 8 años y 7 meses; el 24 de ese mismo mes ya en camino a su nueva sede en la villa de Xalapa, Veracruz, firmo un documento por el que nombraba como gobernadores del Obispado al M.I. Sr. Canónigo Doctoral Manuel Ignacio Gorospe y Padilla y a su Provisor y Vicario General (que un año después sería su inmediato sucesor, en la sede Episcopal de Puebla): Sr. Prebendado: Dr. D. Victoriano López Gonzalo.
En 1780, ocupando ya la Sede Arzobispal de Valencia, cómo merecida recompensa a sus relevantes méritos fue distinguido con las insignias de Caballero, Prelado y Comendador de la Gran Cruz de la «Real Orden de Carlos III».
1795, después de haber sufrido persecuciones e injustas calumnias, renunció al Arzobispado de Valencia y se retiró a la villa de Torrehermosa, en el reino de Aragón, donde lleno de méritos y dando muestras de ejemplar resignación ante las adversidades de que fuera víctima, a la avanzada edad de 80 años falleció el 31 de agosto de 1803 en Torrehermosa, por desgracia se desconoce el lugar donde descansan sus restos mortales.
Elogio: «Osor Menerum, Laboriosos etc disciplinar Ecclesiasticae Observantissimus»,(«Opuesto a la dadivas, Trabajador y muy Observante de las Normas de la Iglesia»).