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Historia de la Catedral

La Catedral es la iglesia madre de una diócesis, por estar en ella la Catedra o Sede del

obispo, lugar desde donde preside principalmente la Eucaristía, los demás sacramentos y actos de culto, además que desde allí también ejerce su magisterio.


Podemos decir que la historia de la Catedral de esta diócesis inicio luego de que la sede

catedralicia llegara en 1541, gracias a que la creciente prosperidad de la ciudad de Puebla

de los Ángeles motivara al entonces obispo de Tlaxcala fray Julián Garcés, mover la sede

del obispado usando como primera catedral, una iglesia de tres naves que debido a la

rapidez con que se construyó y quizá a la mala calidad de los materiales empleados dieron

como resultado que rápidamente se deteriorara y tuviera fallos estructurales por lo que se

hizo necesario construirse una nueva.


Así la actual catedral de esta Iglesia Angelopolitana comenzó a construirse luego de que se concediera el permiso el 24 de enero de 1575, poniendo la traza en manos de Francisco

Becerra. Se sabe que el proyecto contemplaba un templo de planta regular de tres naves,

llevando a sus costados capillas hornacinas; en la cabecera iría el altar dedicado a los Reyes

y tendría cuatro torres de las cuales sólo llegaron a construirse dos.


Debido a varias modificaciones y a diversos problemas para la construcción hicieron que la

obra quedara suspendida varias veces, por ello para el año de 1640 solo se habían cubierto

algunas bóvedas de las capillas laterales, mientras que las pilastras y muros restantes sólo

llegaban a media altura.


Sería en este año cuando llegaría a esta diócesis como noveno obispo Don Juan de Palafox y Mendoza, el cual tendría como encardo del rey Felipe IV proseguir y concluir la actual

catedral. Así lo hizo diligentemente culminando la construcción de la catedral (sin torres)

con cinco naves dos de las cuales albergan 14 capillas, dos naves procesionales y la nave

central.


Sería este mismo obispo quien consagraría la Catedral a la Inmaculada Concepción de

María el 18 de abril de 1649, contando en su interior con suntuosos retablos, resaltando

entre ellos el dedicado a los Reyes.


Para 1664 se concluye el trabajo de la fachada, resaltando las esculturas y relieves por estar

hechos en piedra blanca de villerías en lugar de cantera gris. En 1678 se construyó la torre

norte y para 1768 se concluye la torre sur teniendo ambas una altura de 74 metros, siendo así la Catedral novohispana con las torres más altas del continente.


En el interior vale la pena destacar el actual baldaquino, obra de Manuel Tolsá y que

culminaría el poblano José Manzo. Este baldaquino sustituiría al primero creado en 1647

por Pedro García Ferrer, el cambio formó parte de la renovación que se hizo en la catedral a

finales del siglo XVIII en la que se dio paso al estilo neoclásico y fue impulsada por el

entonces cabildo Catedralicio.


De este baldaquino hay que decir que se compone por una base circular en las que se

distribuyen cuatro altares adosados, en el centro del baldaquino está un manifestador con

puertas de bronce dorada en las que están plasmados los cuatro evangelistas. Rematan el

expositor cuatro ángeles con algunos símbolos en las manos que aluden a la virgen María y

en el centro la imagen en bronce de la Inmaculada Concepción. Entre las columnas del

baldaquino encontramos a los primeros cuatro doctores de la Iglesia: Ambrosio, Agustín,

Gregorio y Gerónimo; y finalmente en el remante de la cúpula del baldaquino está la

imagen de San Pedro.


Otro elemento por destacar es el impresionante altar de los Reyes el cual fue construido con

la llegada del Beato Palafox a Puebla, es llamado así por que en él se encuentran imágenes

de algunos santos que han pertenecido a la nobleza. Dicho altar esta realizado en mármol de Tecali y cuenta con columnas salomónicas posiblemente inspiradas por las columnas del

baldaquino de Bernini en Roma. En este altar podemos encontrar en el cuerpo inferior dos

pinturas al óleo que representan la adoración de los reyes y la adoración de los pastores,

cabe destacar que en esta última quedó retratado el beato Palafox en uno de los pastores. En medio de las dos pinturas encontramos una imagen de la Virgen María llamada de la

defensa la cual es venerada en la ciudad y fue traída a la catedral a petición de obispo

Palafox. En la parte central encontramos un óleo que representa a la titular de la Catedral, la

Inmaculada Concepción.


Sobre el altar de los Reyes resplandece majestuosamente una cúpula pintada al óleo y al temple obra de Cristóbal de Villalpando, en la que se busca otorgar un papel protagónico a

la Eucaristía. En la cúpula se presenta a la Virgen siendo recibida en el cielo por la

Santísima Trinidad y elevando con la ayuda de dos arcángeles una custodia, alrededor de

esta escena se encuentran diferentes personajes tanto del Antiguo como del Nuevo

Testamento.


Un tercer elemento por destacar de la catedral es el coro ubicado en la nave central frente al

altar mayor el cual es utilizado por el cabildo catedralicio para rezar el Oficio Divino, en

medio de él se encuentra la catedra que está coronada por la imagen del apóstol Pedro. El

coro cuenta con una estupenda sillería fabricada por el poblano Pedro Muñoz entre 1719 y 1722. Sobre los balcones del coro resaltan los tres órganos monumentales: el más grande y

más reciente data de 1921 y los otros dos de 1710 y 1766.


Por último, hay que mencionar que esta Iglesia Catedral de la Inmaculada Concepción

recibió el título de basílica menor en 1904, esta gracia fue concedida por el Papa Pío X y

que queda evidenciado por el ombrellino que es un paraguas pequeño con franjas rojas y

amarillas que se utiliza en las basílicas como símbolo de la autoridad del Papa ubicado en el

altar de los Reyes.


Sin duda la catedral de esta arquidiócesis es un tesoro espiritual que vale la pena visitar y

apreciar, no solo por ser la Sede del obispo sino también por la gran cantidad de arte que

resguarda y que es muestra de la fe de los poblanos a lo largo de la historia.

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