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Ilmo. Sr. Dr. Don Carlos María Colina y Rubio. (1864-1879)
El Vigésimo Octavo Obispo Angelopolitano fue originario de Colima, Col., donde nació el 4 de noviembre de 1813. Cursó sus Estudios Eclesiásticos en el «Seminario Diocesano» de Guadalajara, Jal., donde se distinguió por su singular talento y por sus esclarecidas virtudes.
Siendo Presbítero residencial, según parece, del Obispado, (desde 1864, Arzobispado), de Guadalajara, S.S. Pio IX, el 7 de abril de 1854, lo preconizó como Obispo de Chiapas, por traslación, el 2 de octubre de 1852, del anterior Prelado de esa Diócesis, el Ilmo. Sr. Becerra y Jiménez, a la Sede Episcopal de Puebla.
Fue solemnemente Consagrado en la S. Iglesia Catedral de Guadalajara, el 20 de agosto de 1854, por el Ilmo. Sr. Obispo de Guadalajara Dr. Don Pedro Espinosa y Dávalos.
En septiembre, se desconoce la fecha precisa), de ese mismo año de 1854, tomó posesión canónica de su Diócesis Chiapaneca a la que, con abnegado celo pastoral y singular prudencia, gobernó por espacio de 9 años y 6 meses, hasta el 19 de marzo de 1864, en que S.S. Pio IX lo preconizó como Obispo de Puebla, que se encontraba “Vacante” por traslado del Ilmo. Sr. Labastida y Dávalos a la Sede Metropolitana de México.
Habiendo prestado el prescrito Juramento de obediencia y fidelidad a la Santa Sede, el 12 de julio de 1863, según parece, ya que no hay datos precisos sobre el particular, en la Residencia Episcopal de San Cristóbal las Casas, Chispas, ante el Ilmo. Sr. Arzobispo de Santiago de Guatemala, Don Francisco de Paula García y Peláez, siendo Testigos el M. I. Sr. Don Nicolás Arellano, Canónigo de la S. I. Catedral Metropolitana de Guatemala y Don Francisco Barrutia Promiciani, tomó posesión canónica, personalmente, de la Diócesis Angelopolitana el Sr. Colina y Rubio, el 7 de febrero de 1864, en la forma acostumbrada.
Una de las principales preocupaciones de este Prelado, desde el comienzo de su episcopado, fue la «Restauración» del Venerable Cabildo de la S. Iglesia Catedral que, desde el mes de noviembre de 1862, quedará extinguido, en cumplimiento de una Disposición Gubernamental del 30 de agosto de ese mismo año; lo que, con plausible esfuerzo, singular y prudente paciencia, consiguió del 21 de abril al 21 de octubre de 1864, fecha en que quedo completamente «Restaurado» el mencionado Venerable Cabildo, siguiendo, hasta nuestros días, su gloriosa trayectoria, no escasa de vicisitudes, aunque ya no ha vuelto a tener los 26 Señores Capitulares que, por espacio de 3 siglos, llegó a contar.
El 22 de mayo de 1864, se erigió canónicamente la Diócesis de Tulancingo, quedando desmembradas de la Diócesis de Puebla, 15 Parroquias, situadas dentro de los estados de Puebla e Hidalgo; el 9 de septiembre de 1864, se erigió canónicamente la nueva Diócesis de Veracruz, quedando desmembradas de la Diócesis de Puebla, 48 Parroquias y 14 Vicarias fijas, todas ellas dentro del territorio del estado de Veracruz; y el 8 de marzo de 1866, se erigió la nueva Diócesis de Chilapa, quedando desmembradas de la Diócesis Angelopolitana: 38 Parroquias, la casi totalidad de las mismas situadas dentro del territorio del Estado de Guerrero.
El Sumo Pontífice: Pio IX, mediante el “Rescripto”, fechado en Roma, el 19 de julio de 1864, a solicitud del Ilmo. Sr. Labastida y Dávalos, en 1858, cuando aún era Obispo de Puebla, se dignó conceder la gracia de que la S. Iglesia Catedral de Puebla quedase Agregada perpetuamente a la Insigne Basílica de San Juan de Letrán, en Roma, Cabeza y Madre de todas las Iglesias del Orbe Católico, con los consiguientes privilegios e indulgencias anexas.
En ese mismo año de 1864, S.M.I. Maximiliano I, Emperador del efímero Segundo Imperio Mexicano, en uno, de los primeros actos de su gobierno, iniciado el 1 de abril de ese año, deseando premiar los reconocidos méritos del Obispo de Puebla, lo hizo Caballero Comendador de la “Imperial y distinguida Orden de Guadalupe”.
Fiel observante de las Leyes Eclesiásticas, aunque quizá demasiado austero en su aplicación, este Venerable Prelado planteó en la Diócesis, durante el año de 1665, un delicado Problema: La prohibición de la “Binación” a todos los sacerdotes de la Diócesis, ordenada mediante una Circular, firmada por S. Ilma. el 2 de julio de ese año de 1865; grave problema lleno de penosos incidentes que, mediante atenta Apelación, llego hasta Roma; a Dios gracias, años más tarde, la Santa Sede, con la sabia prudencia que le es característica, resolvió satisfactoriamente.
Este Venerable Prelado Angelopolitano asistió y participo en la celebración del “CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO I” celebrado en la ciudad de Roma, cuya apertura fue el 8 de diciembre de 1869 y que tuvo que ser interrumpido y suspendido el 18 de julio de 1870, a causa de la Guerra Franco—Prusiana y de la invasión de los Estados Pontificios por las tropas de Víctor Manuel I de Italia, comandadas por el General Carbonario Garibaldi.
En el mes de mayo de 1872, (no se han podido encontrar datos sobre la fecha precisa) colocase el nuevo Reloj Publico en la Torre Norte de la S. Iglesia Catedral, frente a la entonces llamada; “Plaza de Armas” hoy: Zócalo de la ciudad, en cumplimiento del Acuerdo del Venerable Cabildo, a principios del año anterior de 1871, con anuencia del Prelado, siendo Comisionado de dicha Obra el M. I. Sr. Tesorero del Venerable Cabildo y Juez Hacedor: Don Juan Miguel Martierena, calculándose su costo en 3.000 pesos.
El Domingo Tercero del mes de julio de 1872, celebró con una piadosa Solemnidad en la S. Iglesia Catedral, el «PATRONATO» de Señor San José sobre la Iglesia Universal, proclamado por el inmortal Pontífices Pio IX.
Con expresa anuencia de S. Ilma., en la tarde del 22 de junio de 1816, Víspera de la Festividad del Sgdo. Corazón de Jesús, verificándose la solemne Bendición de la Imagen del Deífico Corazón, que fue donada por el Sr. Pbro. Don Agustín Escobar, y que, después de quedar expuesta en un Altar lateral portátil, en el Presbiterio, al día siguiente, en la tarde, terminada la Procesión Eucarística fue llevada en procesión solemne a la Capilla anteriormente llamada de “Ntra. Sra. La Antigua” ya restaurada y donde fue colocada en el Nicho Central de la misma, donde actualmente se encuentra, quedando desde esa fecha, dicha Capilla, de la S. Iglesia Catedral, dedicada al Sagrado Corazón de Jesús.
Habiendo gobernado, por espacio de 15 años y 1 mes, con infatigable celo Pastoral y singular prudencia, su Diócesis de Pueble y después de sobrellevar con ejemplar resignación una larga y penosa enfermedad, falleció este ilustre Prelado, el 10 de marzo de 1879, en su Residencia Episcopal de la ciudad de Puebla.
Sus restos mortales descansan en la “Cripta de Obispos” de la S. Iglesia Catedral de Puebla.