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Ilmo. Sr. Don Juan Antonio de Lardizaval y Elorza (1723-1733)
El décimo quinto Obispo angelopolitano fue originario de la Villa de Segura, del Señorio de Vizcaya en la provincia de Guipúzcoa (España), por desgracia no se han podido obtener datos sobre la fecha de nacimiento se creé fue 1680.
Vistió la Toga y fue Colegial y Rector del “Colegio Mayor de San Bartolomé” de Salamanca; fue Maestro de la Facultad de Filosofía de la celebérrima Universidad de Salamanca, en la cátedra, tanto de Durán, como en la del “Doctor Sutil”: Escoto; más tarde fue Canónigo Magistral de la S. Iglesia Catedral Metropolitana de Salamanca.
Ocupando dicha Canongía, el 1 de mayo de 1722, fue promovido por S.S Inocencio XIII (1721 – 1724), a la sede episcopal de Puebla, que se encontraba “vacante” desde julio de 1721, por muerte de su prelado: Excelentísimo Sr. Nogales Dávila.
Fue consagrado en la S. Iglesia Catedral Metropolitana de Salamanca, el 29 de noviembre del citado año de 1722.
Tomó posesión de su diócesis, por poder otorgado al entonces Sr. Dean de la S.I. Catedral Angelopolitana: Dr. Gaspar Isidro Martínez de Trillanes, el 11 de octubre de 1723.
Los acontecimientos más notables acaecidos durante su gobierno, en obsequio a la brevedad de este trabajo histórico, fueron los siguientes:
El 26 de junio de 1724, S. Excelencia consagró solemnemente el templo de la Purísima Concepción del Colegio de Niñas Vírgenes, fundado por el Ilmo. Beato Juan de Palafox y Mendoza, y que fue reedificada.
En el mes de junio de 1726 se inició la edificación de la llamada: “Sala capitular”, anexa a la S. Iglesia Catedral, porque el lugar donde, hasta entonces, se celebraban las sesiones capitulares, estorbaban los cofres y otros muebles, ofreciendo además otros inconvenientes, según el acuerdo aprobado en la sesión capitular del 7 de mayo de ese mismo año.
El 1 de diciembre de 1731, con aprobación expresa del prelado y por acuerdo del Venerable Cabildo, se inició la construcción de la torre del lado sur de la S. I. Catedral , que debería ser igual a la del lado norte, y en donde una vez concluida, se colocaría un reloj público para la utilidad de la ciudad (reloj que nunca se colocó); esta torre, que tuvo un costo aproximado de 100 000 pesos, fue concluida e inaugurada en el año de 1768, durante el gobierno del Excelentísimo Fabián y Fuero.
La campana mayor de la S. Iglesia Catedral, llamada: “Santa María de la Concepción”, colocada en el centro de la torre norte, la primera que había y que fue colocada a fines del siglo XVI, ignorándose, por desgracia, la fecha de su colocación y de su consagración, se quebró en 1625 y habiéndose vuelto a fundir en 1636, con 100 quintales de peso, subsistió ilesa por espacio de 84 años hasta 1720 en que volvió a quebrarse, determinándose bajarla y volverla a fundir, cuya operación se repitió varias veces con mal éxito hasta que finalmente se consiguió el éxito, habiéndola fundido el maestro fundidor: D. Francisco Márquez, por sugerencia del entonces Sr. Dean de la S.I. Catedral: D. Francisco Javier de Vasconcelos, Márquez de Montserrat y Vizconde de Manzanilla, el martes 28 de marzo de 1730, con un peso de 182 quintales y 24 libras, fuera del badajo que pesa 5 quintales; fue solamente consagrada por el Excelentísimo Sr. Lardizabal y Elorza, el 25 de abril de 1732, habiéndose iniciado los trabajos para subirla el 12 de agosto de 1731, lo que se consiguió al fin, después de múltiples trabajos, bajo la dirección del Alarife indígena cholulteca: Juan Bautista Santiago y gracias a las sugerencias del P. Fray José de Piza, religioso dominico; el 1 de mayo de ese mismo año de 1732, se tocó por primera vez, siendo su costo total de : 7,895 pesos y ½ onza.
Como nota curiosa al respecto, se transcribe a continuación, la inscripción de la mencionada Campana Mayor, llamada: “Santa María de la Concepción”, conocida también con el nombre de: “Doña María”: “Sanctus-Deus Sanctus Fortis-Sanctus Inmortalis Miserere Nobis” (Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten misericordia de nosotros), “siendo obispo el Excelentísimo Sr. Juan Antonio de Lardizabal y Elorza, siendo DEAN el Sr. Don Diego de Angulo – Ave María Gratia Plena (Dios te Salve María llena de gracia) -, siendo tesorero el Señor Juan de Vergalla. Siendo mayordomo de fábrica don Joseph de Ayllon. Año de 1729. In Conceptione tua Virgo Inmaculata Fuisti. Ora Pro Nobis”. (En tu concepción, Virgen, fuiste Inmaculada. Ruega por nosotros.)
En el año de 1723, según parece, se estrenó la magnífica “sillería” del coro de la S. Iglesia Catedral, terminada en el año anterior de 1722, obra realizada por el maestro tallador: D. Pedro Muñoz.
En el año de 1732, se estrenaron las rejas de hierro forjado y dorado a fuego de las capillas de la S. Iglesia Catedral, comenzadas por el maestro fundidor: D. Juan de Leyva, de Huejotzingo, Puebla, en 1722 y terminadas en 1732, por su esposa: Doña Antonia Hernández Vda. de Leyva.
Probablemente (no se han podido encontrar datos precisos al respecto), durante el gobierno de este prelado, se estrenaron las rejas de la “crujía” de la S. Iglesia Catedral, obra realizada por el maestro herrero: D. Francisco de Beas, iniciadas por el año de 1689.
En el año de 1729, el rey: Felipe V de España lo presentó a S.S. Benedicto XIII (1724 – 1730), para la sede metropolitana de México, que se encontraba “vacante”, dignidad a la que renunció.
Fervoroso y entusiasta simpatizador de la causa de beatificación y canonización del Excelentísimo Beato Sr. Juan de Palafox y Mendoza, su ilustre y Venerable Predecesor, mucho se interesó, durante su gobierno, por dicha causa y formó los primeros procesos sobre virtudes y milagros en especie del Venerable Prelado, trabajando en ellos por sí mismo, con eficaz entusiasmo para cumplir con las letras remisoriales, por lo que mucho adelantaron las gestiones, ante la Santa Sede Apostólica, a favor de la mencionada y laudable Causa.
Visitó todo su extenso obispado, con gran celo y fervor apostólicos, administrando siempre el Santo Sacramento de la Confirmación, sin escatimar sacrificios y desvelos. Ayudó mucho a la fundación del Hospicio de los “Misioneros de Propaganda Fide” (de la cruz de Querétaro), en la capilla de Nuestra Señora del Destierro (extra-muros entonces de la ciudad de Puebla), y que se llamo de San Aparicio. Durante la misión que estos religiosos dieron en la ciudad de Puebla, su Excelencia edificó a su grey con su ejemplo.
Explicaba con frecuencia la Doctrina Cristiana en el Oratorio de San Felipe Neri (Actual templo de “La concordia”). Dio sumas considerables de dinero para la edificación de la “Casa de Ejercicios” que se realizaba en el Colegio del Espíritu Santo de los P. P. Jesuitas (Actual Edificio de la Universidad Autónoma de Puebla). Fomentó las letras y fue generoso Mecenas de los literatos.
Este egregio Prelado, después de gobernar, con acierto y laudable celo apostólico, a su Diócesis, por espacio de 9 años y 3 meses, falleció el miércoles 18 de febrero de 1733, en la hacienda: “Los molinos”, jurisdicción Tlaxcala.
Sus restos mortales descansan en la llamada: “Cripta de Obispos” de la S. I. Basílica Catedral Angelopolitana.
Su gran literatura y afecto a los estudios, su incomparable desinterés igual a su liberalidad y su suma benignidad, le merecieron este “Elogio” que se inscribió en su retrato, que como lo de sus ilustres predecesores y sucesores, se encuentra en la “Sala Capitular” de la S. Iglesia Catedral: “In Scholastica Peritia Dexterrimus Doctor: Pastoral Zelo Inflammatus, Aeque Simul Inflammans: Ad Accipienda Dona Summopere Inflexibilis, Sed Tantopere Ad Ea Effundenda Liberalis, Piger Ad Poenas Princeps Ad Praemiavelox” (Consumadísimo Doctor en la Ciencia Escolástica: Inflamado de Celo Pastoral, y al mismo tiempo apóstol: Tan inflexible en aceptar regalos como generoso en prodigarlos, tardo para castigar, el primero en diligencia para premiar).